Los Tres Venenos (Kleshas)
Una Visión Budista de la Ignorancia
Para
comprender el tema de este post primero hemos de definir el concepto
fundamental del budismo, concepto desde el cual Buddha desarrolla la doctrina
contenida en Las Cuatro Nobles Verdades: Dukkha.
¿Qué es Dukkha?
Generalmente
esta palabra es errónea y continuamente traducida como sufrimiento y los
estudiosos occidentales del budismo repiten: “Buda dijo que la vida es sufrimiento”.
Sin embargo es algo difícil abarcar en una sola palabra todo lo que implica
el concepto Dukkha.
La idea más aproximada está relacionada con el sentimiento y el pensamiento de
incertidumbre e impermanencia que tiende a generar en las personas ansiedad,
angustia, miedo, y que las mantiene en un estado permanente de sufrimiento y
dolor. La raíz de este complejo y tóxico estado es la Ignorancia.
¿Cómo
resolver Dukkha?
Estas
preguntas son las que dieron nacimiento al budismo. El Buddha esclareció cuáles
son las causas de Dukkha y planteó un método maravilloso para su cese.
La
técnica budista para parar el estado de sufrimiento generado por Dukkha se
llama Las Cuatro Nobles Verdades. La base del entrenamiento mental es el
Discernimiento y la Compasión.
El
Buddha enseña que hay tres impulsos nocivos, destructivos, que son la raíz del
dolor y el miedo. Se llaman en sanscrito Kleshas (Venenos) y son:
La
Necedad - Ignorancia.
La
Codicia.
El
Odio.
Estas
tres Kleshas son la esencia de lo ilusorio del mundo que percibimos, las causas
tóxicas que imposibilitan la felicidad, la realización personal y una vida
creativa, productiva y amorosa.
Para
el budismo la Necedad genera la Codicia y el Odio. La Necedad es la ignorancia
de la naturaleza real de la existencia, ignorancia debida al ofuscamiento de la
mente. Hemos de aclarar que el concepto de ignorancia (Avidya) o engaño (Moha)
es más complejo que lo expuesto en este post.
La
comprensión distorsionada del individuo de su relación con lo que considera que
es la realidad, su desconocimiento de la unidad coherente de los seres que
forman dicha realidad y su incompetencia para percibir que apenas es una parte
integrada en una totalidad cósmica lo lleva a sentirse como un ente aislado,
fragmentado y sufriente que está inmerso en una obscuridad fundamental.
La
Codicia es el resultado esperable del veneno de la necedad. La energía personal
se enfoca en la búsqueda de satisfacción en lo inmediato: poder, dinero, reconocimiento,
conquista y amor… mucho amor. Más, esta compulsiva necesidad de satisfacción no
le brinda felicidad y requiere un perenne necesito más para llenar el abismo de
su ignorancia de lo esencial. El otro deja de ser su prójimo para ser
convertido en un medio de sus metas egóticas.
Tal
estado de egoísmo produce frustración sin importar todo el éxito obtenido para
satisfacer su codicia.
El
Odio tiene su raíz en tal estado de egoísmo y frustración. El resentimiento
personal se expresa en el medio ambiente social como discriminación, ira,
intolerancia, envidia, violencia física o emocional en diversos grados de
intensidad; justifica el racismo y el maltrato a los que considera más débiles,
diferentes e inferiores. No hay odio pequeño.
Este
es el Camino de la Destrucción propia y del otro.
Aunque
parezca extraño y pueda resultar inesperado, el budismo es intrínsecamente un
sistema de educación en valores, un entrenamiento de la mente que cada uno es
para vivir con salud mental y física; un reforzamiento de las conductas
funcionales que se manifiestan como armonía social, generosidad, compasión y
amor a todos los seres sintientes.
¿Pueden
ser erradicados estos tres venenos?
La
respuesta es sí y Siddhartha Gautama mostró con su ejemplo personal la validez
de esta afirmación.
Los
Tres Venenos están manifestados en las personas como conducta, como actitudes
disfuncionales que limitan la realización del individuo manteniéndolo en ese
estado cotidiano de malestar, pesimismo, inseguridad y violencia contra sí mismo
y hacia los demás.
El
budismo es la oportunidad de dirigir la voluntad hacia la creación de un modelo
mental de valores positivos, de creencias expansivas que producen el respeto de
la propia existencia y la de las demás personas.
Todo
comportamiento tiene su origen en la mente. El antídoto contra las Kleshas igualmente
tiene su origen en la mente.
¿Cómo
erradicar las Kleshas?
Como
dijimos anteriormente: el entrenamiento mental consciente, diario, permanente;
en pensamientos y sentimientos funcionales que dignifican la vida, priorizan el
amor y estableciendo relaciones de respeto basadas en la tolerancia, la generosidad
y el apoyo recíproco.
Cuando
una persona se aferra a otra y pretende apoderarse de su individualidad, cuando
se engancha a “los bienes que posee” por el inconsciente y atenazante miedo de
perderlos, cuando la sensación de carencias afectivas o económicas desplaza su disfrute
del amor y su capacidad de ser productivo… entonces necesita ver su rostro en
el espejo del bienestar, de la estima por sí mismo.
La
ignorancia desde la concepción budista no está relacionada con algún tipo de
conocimiento académico o intelectual. Es, utilizando un concepto occidental, una
ignorancia metafísica, espiritual.
Algunas
personas tienden a experienciar la realidad utilizando sólo sus cinco sentidos,
a creer sólo en lo que perciben por medio de estos. El Yo consciente es
considerado la realidad suprema y ser productivo es básicamente un asunto
financiero. Adicionalmente muchos sufrieron una niñez con abundancia de
maltrato, abuso, desamor. Otros aprendieron a ser egoístas, a que la vida es
dura y es sufrimiento.
Una
vida de culpas y víctimas, de pesimismo y sensación interior de fracaso… eso es
la ignorancia. El concepto y el
sentimiento de culpa ha de ser removido y reemplazado por el de responsabilidad
personal. Soy responsable por mis acciones y mis palabras, actúo con
responsabilidad personal y social.
El
individuo egótico vive para sí, habla casi exclusivamente de sí. La persona
funcional sabe que es parte de un todo social y participa en esa totalidad con
alegría, generosidad y amor.
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