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28 febrero 2017

¿Qué es el amor? Algunas reflexiones acerca del Amor. Primera parte

  Algunas reflexiones acerca del Amor.

Saber amar... ¿es un arte?

Primera parte.






“Amar es querer que se me ame y, por ende, que el otro quiera que yo le ame…”
Jean Paul Sartre.

¿Amar o ser amado?


En lo esencial podemos definir el amor como un sentimiento, un acto de aprecio que se experimenta hacia sí mismo y hacia el otro; hacia una cosa, la humanidad, Dios, La Patria, la virtud, las mascotas. Evidentemente el amor puede tener otros objetos amados diferentes a los enunciados en este párrafo. Desde mi punto de vista el amor es acción,
es un acto porque sólo podremos mostrar, probar, demostrar amor por medio de lo que hacemos para expresarlo.

El amor es la predisposición, la tendencia del alma, hacia lo que considera bello.

No poco se ha escrito acerca de este tema a lo largo de la historia de la civilización. Filósofos, novelistas, psiquiatras, artistas plásticos, religiosos, neurocientíficos, poetas, psicólogos y tantos otros diversos autores han buscado dilucidar este concepto desde sus perspectivas profesionales o personales.

El cerebro límbico, el alma, la mente, la ética, la luna… ¿Tienen algo que ver con el amor? ¿Es el amor “sólo un sentimiento”, un acto, ¿Un estado? ¿Un efecto exclusivo del sistema límbico?
Escribir acerca del amor es complejo, más hacerlo es deshilvanar el hilo de Ariadna para no perderme en el Laberinto.

Cuando nos referimos al amor tendemos a referirnos, primordialmente, en lo que conocemos como el amor romántico, el amor entre dos personas.

Pretendo explorar este tema con una visión amplia que abarque los aspectos más cotidianos de la vida de las personas.

Un análisis de las actitudes y condiciones emocionales, afectivas y primordialmente como expresión de los paradigmas personales del individuo influenciado por la familia, la literatura, los medios y un interminable etcétera de creencias en el entorno social.

Obtenemos de esta manera un interesante objeto de análisis en cuanto a cómo las creencias del individuo, el modelo mental que este es, afectan su comprensión de este esquivo asunto.

¿Cómo amamos’ ¿Cómo expresamos el amor? ¿Qué sentimos y pensamos al amar?

Haremos un breve e interesante recorrido por la historia de este concepto y luego dedicaré el esfuerzo en analizar cómo afecta el carácter, en el amor romántico, la relación como pareja.

Como generalmente sucede con la cultura occidental es ineludible, no faltaba más, comenzar con los griegos; ese maravilloso pueblo que cimentó con su cultura todo el basamento paradigmático de la sociedad occidental y, en mi opinión, el griego más indicado para hablarnos del amor es el ateniense Platón y su imponderable diálogo “Fedro o del Amor”.

En el primer discurso del Fedro Platón defiende, en palabras de Licias, a quienes no aman y por lo cual asumen la “no pérdida de su libertad”. Licias afirma que quien ama está en un estado de delirio, de locura, de confusión, enfermo, por su condición de enamorado que limita sus facultades racionales en una ofuscación generada por tal circunstancia. Dicha enfermedad lleva a cometer errores y a ser manipulado por el otro.

“Hay que amar para no enfermar”
Sigmund Freud

EROS
Considero necesario al tratar acerca del amor saber algo más acerca de Eros. Este dios griego se relaciona con el amor y la atracción sexual. Se asocia también con la fertilidad y es conocido también por su equivalente romano como Cupido.

Eratóstenes lo vincula principalmente con el amor entre hombres mientras Afrodita era la patrona del amor del hombre por la mujer.

Encontramos dos aspectos en Eros. En uno es el generador del amor erótico e impulso creativo de la Naturaleza que crea el Orden. El otro aspecto es el de ayudante de afrodita que lleva la fuerza primordial del amor a los mortales.

A pesar de que a Eros le han indilgado variados dioses como progenitores encontramos en el Fedro un interesante diálogo en el cual se afirma que este es el dios más antiguo porque no se le conocen padres. Hesíodo y Acusilao de Argos creían que después de Caos nacieron Tierra y Eros, siendo este último según Parménides el primer dios concebido.

Esto es muy importante simbólicamente, Eros (el amor) es lo primero que es creado. El diálogo continúa para establecer la importancia del amor en la vida de la persona, puesto que para vivir noblemente lo que debe guiar a la misma “no es el parentesco, ni los honores, ni la riqueza, ni ninguna otra cosa” sino el amor.

A mi parecer este es un punto muy significativo para las parejas en el siglo XXI.

El amor como constructo social.
Un constructo es un estado de cosas creado dentro de un sistema social por los miembros del mismo y en el cual las personas expresan con su conducta que el mismo es válido; instituyen y cumplen las reglas establecidas que determinan y justifican dicho constructo como real.


El Paradigma Catastrófico en el amor.

Amar no es suficiente…
En la relación de pareja amar no es suficiente, el amor no lo es todo y comprender lo anterior es muy útil para prevenir que dicha relación termine en el doloroso caos de la separación.
Es frecuente escuchar frases tales como “la rutina mata el amor”, “la vida es sufrimiento” o “todo tiene su final y el amor también”.

Cuando amamos es inevitable amar desde lo que somos, creemos, pensamos, hablamos y hacemos. De alguna manera desde la cuna comenzamos a prepararnos, a educarnos, para amar o no. Nuestra historia personal desde la niñez definirá, llegado el momento, cómo expresamos el amor.

Una pregunta que suelo hacer en mis talleres de coaching es la siguiente: ¿Quiénes aquí son adultos? Los participantes levantan la mano y atestiguan con un contundente Yo. Generalmente se sorprenden cuando les afirmo que lo único que me consta es que todos son mayores de edad y que lo de ser adulto es lo que vamos a indagar.

Esa es la incógnita a despejar porque la conducta adulta, amorosa, asertiva, tolerante y respetuosa en la pareja es la que permite aumentar las probabilidades de éxito en una relación.

¿Qué es tener una conducta de adulto?
Eric Berne precisó el estado Adulto del Yo: "caracterizado por una serie autónoma de sentimientos, actitudes y pautas de conducta adaptadas a la realidad actual".
La conducta como persona adulta se basa en el respeto a las creencias, opiniones, sentimientos y emociones del otro. Vive aquí y ahora. El adulto no controla, no define lo que la otra persona debe hacer ni cómo debe ser. No impone sus códigos morales ni lo que debe considerarse correcto. Es tolerante con su pareja sobre todo en las diferencias de criterios acerca de las cosas. Analiza realista y desapasionadamente las situaciones para resolverlas de manera asertiva. Sabe negociar en función del beneficio de ambos. La persona adulta es empática. En la relación de pareja se debe estar atento a los efectos que las palabras y las acciones producen en la otra persona.

Comportamiento tóxico.
Amar no es suficiente porque la persona amada no me pertenece ni yo a ella. No es un objeto ni debo considerarla la más exquisita expresión de mis expectativas y deseos. Estar consciente que somos dos individuos con historia propia y responsablemente aceptar las diferencias.

Las conductas nocivas como la ira, los celos, la intolerancia y la dependencia emocional entre otras afectan la relación amorosa en forma catastrófica. La persona debe preguntarse, indagar si su modelo mental del amor es funcional, expansivo o si, por lo contrario, presiona, limita, ahoga y controla la vida de su pareja.

El amor romántico es afinidad, afecto, pasión.  El amor expansivo une, nutre, libera, sana. Las emociones generadas por el amor son intensas y afectan saludablemente todos los aspectos de la persona. La felicidad de amar y de saberse amado, la alegría generada por la anticipación del encuentro, la pasión desbordada en la intimidad, los sueños y objetivos comunes, las picardías y juegos en complicidad… todas estas cosas, y tantas otras, valen el esfuerzo de disfrutar ingenua, inocentemente, las delicias de dos almas, de dos cuerpos unidos por el Amor.

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