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10 febrero 2017

¿Qué es el Karma?


¿Qué significa la palabra Karma?

El Budhismo y el Kamma

Dharma, Samsara y Reencarnación.


Dharma, Samsara y Reencarnación.

El siguiente post explica la visión budista e hinduista relacionadas con el interesante concepto de karma.
El objetivo del mismo es comprender, de manera clara, el significado de este concepto tan extendido en occidente y utilizado algunas veces de manera un tanto equívoca y hasta disparatada. También es saber que el mismo está relacionado con otros tres conceptos muy importantes tanto en el budismo como en
el hinduismo y en otras religiones dhármicas que por lo pronto ignoraremos. Estos conceptos son Dharma, Samsara y Reencarnación.
Hay interpretaciones diferentes con relación al concepto de karma entre el hinduismo (Sanatana Dharma: la religión eterna) y el budismo. El hinduismo es una religión con diversidad de dioses, afirma la creencia del alma y que esta es juzgada de acuerdo al registro que de la persona se lleva en el Libro de la Vida. De acuerdo a dicho registro la persona deberá, de acuerdo a sus “pecados” o buenas acciones reencarnar en las condiciones y en los lugares que merece.
En el budismo no se cree en la existencia de dioses que juzguen y determinen un castigo o un premio para el alma puesto que tampoco existe la creencia en la misma.
El Karma (Kamma en lengua pali) se traduce al español como Acción. Es el orden natural, “espiritual”, que se genera como resultado de nuestras acciones, palabras y de nuestros pensamientos durante el transcurso de una vida. Es la retribución esperable de nuestro comportamiento. Esta es la razón por la que se le conoce popularmente como Ley de Causa y Efecto. Tal retribución o compensación, desde el punto de vista budista, no ha de ser considerada un premio o un castigo por nuestra conducta.
Podría decirse que la base del proceso kármico es la intención. ¿Cuál es mi intención al hacer o decir algo positivo o nocivo?
El karma no es un algo que uno tenga, es algo que uno es. Cada persona es un proceso kármico en perenne perfeccionamiento. El sentido de la vida es entonces comprender el por qué estamos aquí.
¿Qué debo aprender y comprender de las situaciones agradables o desagradables de la vida cotidiana?
Nuestra experiencia vital actual es, desde esta creencia, el resultado de nuestros pensamientos y acciones anteriores tanto en nuestra vida actual como en encarnaciones pasadas. La persona queda “entrampada” en sucesivas encarnaciones por las acciones realizadas en sus vidas anteriores.

¿Por qué me pasa esto a mí?
Es una pregunta frecuente cuando la persona vive circunstancias que le generan dolor, frustración, sufrimiento. Situaciones que le generan estados de ansiedad, miedo y dificultades personales en alguno de los aspectos de su existencia. Se siente víctima y como tal débil, impotente y experimentando una injusticia que le atribuye, insensatamente, a Dios, al destino, “al universo” u a otra causa ajena a sí misma.
Cada quien explica tal estado de cosas desde lo que cree, desde el modelo mental que es ya como  ateo, católico, hinduista, judío, agnóstico o cualquier otro modelo de creencias. En algunos casos aplicará  el conocimiento adquirido como psicólogo, filósofo, físico para encontrar su respuesta. Y cada respuesta es válida desde el sistema de creencias que cada cual soporta.
Hay que cambiar la pregunta anterior y preguntarse entonces ¿Qué debo hacer con esto que me está pasando? ¿Cómo lo resuelvo para salir adelante?
Aquí expongo la visión budista de la causa de las situaciones de sufrimiento o de felicidad. La idea no es convencer ni discutir acerca de la validez de las mismas. Sólo plantear una perspectiva que es aceptada por unos, que resulta extraña para algunos, confusa para otros e inaceptable en algunos casos. Esto es así debido a la cosmovisión de cada individuo, cosmovisión basada en el aprendizaje durante los primeros años de vida.
El karma es, de alguna manera, el sendero de las intenciones correctas al pensar, sentir, hablar o al realizar una acción.
En el concepto budista el karma tiene un aspecto psicológico. Las personas nocivas sufren sus estados nocivos. Las personas psicológicamente sanas disfrutan de un estado de felicidad. Cuando una persona hace daño a otros intencionalmente produce, en sí mismo, un incremento del estado de sufrimiento que ya está en ella. Es un proceso mental que mantiene al individuo en un curso permanente de infelicidad.
Cada quien decide hacer el bien o hacer el mal y ha de asumir como inevitables las consecuencias de su conducta. Por lo tanto cada uno es responsable de su comportamiento. Quien siembra peras no debe esperar una cosecha de albaricoques. El karma es el fruto de nuestras acciones. La persona que aspira a vivir feliz debe comportarse como si ya fuera una persona feliz.
Un error muy extendido en occidente es el de creer que Karma y Dharma son como los dos lados de una moneda y que el Dharma es una especie de karma positivo. Dharma es la doctrina, el sendero espiritual  y lo explicaré brevemente más adelante.
¿Cómo poder discriminar si hacemos bien o si hacemos mal? Hay que observar nuestra intención. La intención y la actitud son todo.

Dharma.
Dharma puede traducirse como doctrina, enseñanza, virtud, norma (ley), conducta correcta (intencionalidad).
Para el hinduismo es vivir de acuerdo con el Rita (el orden cósmico). Esto es: una recta forma de vida, de comportamiento, basado en la virtud, el cumplimiento de los deberes y disfrute de los derechos.
El Dharma se simboliza con una rueda (Dharma-chacra) porque la creación está en un permanente movimiento que implica ciclos, cambios. En el ser humano este Dharma implica la conducta ética, cumplir los deberes religiosos.
Para el budismo dharma significa doctrina (contenida en el Tipitaka) de las enseñanzas de Buda y es una de las tres joyas del budismo: Budha, Dharma y Sangha (la comunidad).

Samsaracakra - La Rueda del Samsara (La Rueda de la Existencia).
Es el ciclo nacimiento, muerte y renacimiento. Símbolo budista del flujo incesante del mundo fenoménico, conocido como el Reino de lo Ilusorio. La persona, generalmente, experiencia el mundo como algo real, cambiante, impermanente y pleno de incertidumbre.
Este incesante ciclo es generado por akusala-mula (las Tres Raíces de lo Nocivo, los Tres Venenos): ignorancia, avidez y odio. En la Rueda de la Vida la ignorancia se representa con un cerdo, la avidez con un gallo y el odio con una víbora. Esto tres animales son la energía que da movimiento a la Samsaracakra y son la raíz del sufrimiento humano.
¿Cómo empezar...? 
Ser coherente en el bien, pensar, sentir, hablar y actuar con intención de bienestar. Ser compasivo y amar a todos los seres vivos. Alegrarse de los logros propios y de los logros de los demás. Ayudar al prójimo desinteresadamente. Vivir en actitud de no-violencia y respetar la vida (Ahimsa). Ser tolerante consigo mismo y con los demás. Respetar las ideas y el modo de vida de las demás personas. Cuidar lo que se piensa y lo que se dice. Ser paciente… como al plantar una semilla. Valorar lo poco o mucho que se tiene y si es poco buscar la correcta forma de vida de incrementarlo. Sobreponerse a las circunstancias difíciles con optimismo y discernimiento. Si las condiciones de vida son desfavorables (carencias económicas, violencia afectiva u otras) hacer el mejor esfuerzo por cambiarlas.  

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