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11 septiembre 2017

El Yo… ¿El Ego? - Primera parte


El Yo… ¿El Ego?

Consciencia. Mente. Alma.


Photo by Zack Minor on Unsplash
Photo by Zack Minor on Unsplash





La proyección es la base de la percepción.
El mundo que ves es lo que tú has puesto en él y nada más.
Es el testimonio de tu estado mental,
la imagen exterior de un estado interior.
Tal como un hombre piensa, así percibe.
Por lo tanto, no intentes cambiar el mundo;
opta por cambiar tu manera de pensar en el mundo.
Anónimo

Yo soy lo que soy...

¿Qué es el Yo?

El concepto Yo proviene del latín: Ego y tiene variadas acepciones dependiendo de las diversas escuelas psicológicas, espirituales, neurocientíficas o filosóficas que lo definen.
Alma, mente, ego, el yo como tal, psique, consciencia. Cada disciplina y doctrina tiene algo interesante que decir con relación a este esquivo concepto. Ya sea que se le considere como
alma, como una substancia o como un conjunto de sensaciones y percepciones de sí mismo.

Es interesante que la palabra Yo remita a la primera persona del singular y esté relacionada con la acción producida por el verbo en la oración: Yo soy, yo hago, yo tengo.
Más allá de ser un muy significativo pronombre personal, tiene un importante valor o peso en la manera en que el individuo percibe la realidad y su relación con los demás. Esto se debe al hecho que todos somos ineludiblemente egocentristas, cada quien interpreta el mundo desde el modelo mental que es, desde su propia singularidad.

Cuando el paradigma que es la persona es funcional, expansivo, tal visión personal del mundo no le genera conflictos, su relación con el otro es sana, asertiva. Sin embargo, cuando es un paradigma limitante, tiende a tener resultados disfuncionales, rígidos, en los cuales la natural percepción egocentrista se extrema a una postura egocéntrica, egótica, concediéndose excesiva importancia sí misma y a sus propias experiencias, lo cual le bloquea la percepción de la realidad que el otro es.

Tan excesivo individualismo se expresa, invariablemente, en hablar mucho acerca de sí mismo y necesitar que el otro le dedique toda la atención a su persona. De alguna manera está tan centrada en sus necesidades afectivas que no tiene consideración por las de los demás.

Mi relación con el otro está fuertemente definida por el “quién soy”; tal vez sería más interesante plantearlo de otro modo, es decir, por “quién creo que soy” y aunque pareciera ser innecesaria, por lo evidente de la misma, creo que es fundamental para responder las preguntas que inician la siguiente parte.

¿Quién soy? ¿Quién creo que soy’
Encontramos tal variedad de respuestas a esta pregunta. ¿Quién soy? Yo soy yo, soy Antonio. ¿Qué es ese yo que asumo ser?
Una definición del concepto Yo hace referencia inmediata al individuo como persona consciente de su existencia, como ser social en relación con otros Yo. Dicha relación le permite existir en aquello que percibe como la realidad.

¿El Ego?
Desde la perspectiva de algunas escuelas psicológicas el Ego es una instancia de la mente mediante la cual la persona se reconoce como un Yo único, individual, consciente de su existencia y le permite elaborar su identidad. Tal reconocimiento autorreferencial lo relaciona con aquello que considera que es la realidad.
Para Erikson el Ego es el aspecto de la personalidad encargado de regular las necesidades del individuo ante las demandas del ambiente social. Es una continuidad interior que se corresponde con la elaboración de compromisos a largo plazo. El sentido de identidad permite experimentar un estado emocional placentero.
Para la corriente psicoanalítica freudiana el ello (id) está formado por los deseos y los impulsos. El superyó o superego, en cambio, lo está por la moral y las normas sociales. El yo o ego, es el que  equilibra que la persona satisfaga sus necesidades respetando los parámetros de la sociedad.
Freud afirma que la personalidad humana está formada por aspectos conscientes y por los impulsos inconscientes.
El ego se desarrolla con la edad, busca cumplir con los deseos del ello de forma realista y los ajusta a las exigencias del superyó. El yo, necesariamente, se transforma con el paso del tiempo y de acuerdo al ambiente social y natural.
Freud piensa que el ego trasciende el sentido del sí mismo para convertirse en un sistema de funciones psíquicas de defensa, funcionamiento intelectual, síntesis de información y memoria. El Yo supone el propio reconocimiento para sentir culpa, alegría o castigo.

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