¿Qué es eso del Ego…? ¿El Yo?
Parte II de El Yo… ¿El Ego…?
“No Soy… estoy,
perennemente, siendo.”
Antonio
Belisario
LA TRASCENDENCIA DEL EGO
S a r t
r e
Bosquejo de una descripción fenomenológica
Para la
mayor parte de los filósofos el Ego es un "habitante" de la conSciencia.
Algunos
afirman su presencia formal en el seno de las "Erlebnisse", como un
principio
vacío de unificación. Otros —psicólogos en su mayor parte— piensan
descubrir
su presencia material, como centro de los deseos y los actos, en cada
momento
de nuestra vida psíquica. Quisiéramos mostrar aquí que el Ego no está ni
formalmente
ni materialmente en la consciencia: está afuera, en el mundo; es un ser
del
mundo, como el Ego del otro.
Traducción
de Oscar Masotta
Ediciones
C a l d e n - Libera los Libros
El ego es un constructo mental
soportado en un paradigma social. El ego, el mundo social, el mundo natural,
existen como el resultado de la relación de complejos modelos neurales que
representan lo que consideramos la realidad; una realidad que es
Para unos la realidad es
complicada, dura, dolorosa, porque esto es lo que su cerebro ha aprendido.
Otros modelan un mundo funcional, expansivo, con amor, bienestar, éxito y
salud.
¿Qué es lo que determina cada
modelo mental, creencia o paradigma? La
educación, el aprendizaje, durante el proceso de socialización en la niñez.
Aprendemos de nuestras figuras parentales lo que la vida es, lo que es el amor,
la felicidad, el éxito; lo que se espera que logremos a lo largo de la vida.
La influencia de la religión, la
escuela, la familia y, por extensión, el resto de la sociedad determina que yo
crea que la vida es o no sufrimiento, que los demás sean o no confiables; que
sea una persona independiente, creativa, inteligente y productiva.
La realidad es necesariamente lo
que creo que la realidad es, lo que aprendí que es y mi principal esfuerzo
vital estará constantemente justificando, modelando, reafirmando constantemente lo aprendido, independientemente de que sea funcional o nocivo. Por medio del lenguaje
expreso mis creencias, hablo el mundo que estoy siendo, codifico las cosas, mi
experiencia, mis anhelos y frustraciones. Hago ajustar la realidad en el
modelado de mis frases, de mis palabras, en las oraciones que me permiten
explicar el mundo.
Pessoa escribió: “Ojalá, en este instante
lo siento, fuera alguien que pudiese ver esto como si no tuviese con ello más
relación que el verlo: ¡contemplarlo como si fuera el viajero adulto llegado
hoy a la superficie de la vida! No haber aprendido, del nacimiento en adelante,
a dar sentidos dados a todas estas cosas, poder verlas con la expresión que
tienen separadamente de la expresión que les ha sido impuesta”
Más, las palabras no son simples
expresiones gramaticales. Están desbordadas de emoción, afectividad, neuropéptidos,
creencias, aprendizaje. Hablan de mí al hablar de lo otro y al codificar al
otro. Mis palabras son las palabras de mis antepasados y serán las de mis
descendientes. ¿Qué es lo que digo, afirmo o niego cuando hablo? ¿Qué entiendes
cuando me escuchas? ¿Quién es responsable de la interpretación?
¿Quién soy? Soy mi memoria, soy
lo que recuerdo que que he sido. Esta identidad, este ego, este yo, construido de
inconsciente y consciente se expresa por medio de lo que conocemos como la
personalidad.
Ego y Nueva Era.
Algunas personas tienden a darle
al ego una connotación negativa. “hay que eliminar el ego…” Este ego es, prácticamente,
diabólico, nocivo y pareciera ser la antítesis del bien espiritual. “Hay que
acabar con el ego para estar más cerca del amor…”. Probablemente este
significado atribuido al ego tenga su origen en el pensamiento Nueva Era. Una exquisita
mezcla de todas las doctrinas de occidente y oriente, sazonada con una generosa
dosis de supersticiones, necedad y pensamiento mágico.
En mi opinión la única manera de
acabar con el ego es muriéndose.
Pero se ha extendido tanto este
equívoco, lo cual es lamentable, que las personas ignoran que leer un poco
(mejor mucho) de literatura de divulgación sobre psicología (hay muchos y
buenos libros escritos pensando en el lego, podría traer un poco de paz
espiritual a los que sufren creyendo que seguirán arrastrando su malvado ego hasta
el día de su muerte.
Es cierto que hay personas egoístas,
egocéntricas y egóticas. Pero si una persona tiene un ego egoísta lo recomendable es que asuma una actitud generosa,
si tiene un ego egocéntrico pues debe
aprender a pensar también en el interés y las aspiraciones del otro y si tiene un ego egótico debería hablar
menos de sí y escuchar más al otro.
Mi intención es rescatar el
concepto de Ego, arrebatado al mundo inferior de los demonios del oscurantismo del siglo XX.
Para finalizar, no tenemos un Ego, no tenemos un Yo. Soy Ego, Soy Yo; estoy siendo Yo cada instante de mi
existencia. Estoy siendo Yo funcional, expansivo, sano, asertivo…
Aspiro que te haya gustado este post,
con todo el derecho que tienes de estar de acuerdo o nó. En el próximo artículo curioseáremos un poco acerca de la personalidad y la identidad, temas evidentemente relacionados con el ego y el yo.
Antonio Belisario
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