Comenzando

Si te gustan los temas, ayúdanos escribiendo tu opinión en los comentarios, planteando temas que te interesaría que escribiéramos y compartiendo en tus redes sociales. Gracias, de esa manera nuestro blog seguirá creciendo y cumpliendo con nuestro objetivo de servir a las personas.

18 septiembre 2017

¿Qué es el Ego…? ¿El Yo?



¿Qué es eso del Ego…? ¿El Yo?


Parte II de El Yo… ¿El Ego…?


Photo by Andrew Worley on Unsplash






“No Soy… estoy, perennemente, siendo.”
Antonio Belisario

LA TRASCENDENCIA DEL EGO

S a r t r e
Bosquejo de una descripción fenomenológica
Para la mayor parte de los filósofos el Ego es un "habitante" de la conSciencia.
Algunos afirman su presencia formal en el seno de las "Erlebnisse", como un
principio vacío de unificación. Otros —psicólogos en su mayor parte— piensan
descubrir su presencia material, como centro de los deseos y los actos, en cada
momento de nuestra vida psíquica. Quisiéramos mostrar aquí que el Ego no está ni
formalmente ni materialmente en la consciencia: está afuera, en el mundo; es un ser
del mundo, como el Ego del otro.
Traducción de Oscar Masotta
Ediciones C a l d e n - Libera los Libros
  
El ego es un constructo mental soportado en un paradigma social. El ego, el mundo social, el mundo natural, existen como el resultado de la relación de complejos modelos neurales que representan lo que consideramos la realidad; una realidad que es
un tejido de formaciones del inconsciente, cultura, percepciones de los sentidos y el consciente de cada persona. Esto implica que no existe un afuera único para todos, un escenario único e inalterable en el cual estamos todos confinados, sino que en tal escenario presenta cada quién su propia obra teatral.
Para unos la realidad es complicada, dura, dolorosa, porque esto es lo que su cerebro ha aprendido. Otros modelan un mundo funcional, expansivo, con amor, bienestar, éxito y salud.
¿Qué es lo que determina cada modelo mental, creencia o paradigma?  La educación, el aprendizaje, durante el proceso de socialización en la niñez. Aprendemos de nuestras figuras parentales lo que la vida es, lo que es el amor, la felicidad, el éxito; lo que se espera que logremos a lo largo de la vida.
La influencia de la religión, la escuela, la familia y, por extensión, el resto de la sociedad determina que yo crea que la vida es o no sufrimiento, que los demás sean o no confiables; que sea una persona independiente, creativa, inteligente y productiva.
La realidad es necesariamente lo que creo que la realidad es, lo que aprendí que es y mi principal esfuerzo vital estará constantemente justificando, modelando, reafirmando constantemente lo aprendido, independientemente de que sea funcional o nocivo. Por medio del lenguaje expreso mis creencias, hablo el mundo que estoy siendo, codifico las cosas, mi experiencia, mis anhelos y frustraciones. Hago ajustar la realidad en el modelado de mis frases, de mis palabras, en las oraciones que me permiten explicar el mundo.
Pessoa escribió: “Ojalá, en este instante lo siento, fuera alguien que pudiese ver esto como si no tuviese con ello más relación que el verlo: ¡contemplarlo como si fuera el viajero adulto llegado hoy a la superficie de la vida! No haber aprendido, del nacimiento en adelante, a dar sentidos dados a todas estas cosas, poder verlas con la expresión que tienen separadamente de la expresión que les ha sido impuesta” 
Más, las palabras no son simples expresiones gramaticales. Están desbordadas de emoción, afectividad, neuropéptidos, creencias, aprendizaje. Hablan de mí al hablar de lo otro y al codificar al otro. Mis palabras son las palabras de mis antepasados y serán las de mis descendientes. ¿Qué es lo que digo, afirmo o niego cuando hablo? ¿Qué entiendes cuando me escuchas? ¿Quién es responsable de la interpretación?
¿Quién soy? Soy mi memoria, soy lo que recuerdo que que he sido. Esta identidad, este ego, este yo, construido de inconsciente y consciente se expresa por medio de lo que conocemos como la personalidad.

Ego y Nueva Era.
Algunas personas tienden a darle al ego una connotación negativa. “hay que eliminar el ego…” Este ego es, prácticamente, diabólico, nocivo y pareciera ser la antítesis del bien espiritual. “Hay que acabar con el ego para estar más cerca del amor…”. Probablemente este significado atribuido al ego tenga su origen en el pensamiento Nueva Era. Una exquisita mezcla de todas las doctrinas de occidente y oriente, sazonada con una generosa dosis de supersticiones, necedad y pensamiento mágico.
En mi opinión la única manera de acabar con el ego es muriéndose.
Pero se ha extendido tanto este equívoco, lo cual es lamentable, que las personas ignoran que leer un poco (mejor mucho) de literatura de divulgación sobre psicología (hay muchos y buenos libros escritos pensando en el lego, podría traer un poco de paz espiritual a los que sufren creyendo que seguirán arrastrando su malvado ego hasta el día de su muerte.
Es cierto que hay personas egoístas, egocéntricas y egóticas. Pero si una persona tiene un ego egoísta lo recomendable es que asuma una actitud generosa, si tiene un ego egocéntrico pues debe aprender a pensar también en el interés y las aspiraciones del otro y si tiene un ego egótico debería hablar menos de sí y escuchar más al otro.
Mi intención es rescatar el concepto de Ego, arrebatado al mundo inferior de los demonios del oscurantismo del siglo XX.
Para finalizar, no tenemos un Ego, no tenemos un Yo. Soy Ego, Soy Yo; estoy siendo Yo cada instante de mi existencia. Estoy siendo Yo funcional, expansivo, sano, asertivo…

Aspiro que te haya gustado este post, con todo el derecho que tienes de estar de acuerdo o nó. En el próximo artículo curioseáremos un poco acerca de la personalidad y la identidad, temas evidentemente relacionados con el ego y el yo.

Antonio Belisario

Si te gustó este artículo te invito a compartirlo en tus redes sociales. Mucho nos ayudarás escribiendo tus ideas respecto al mismo en la sección de comentarios. Muchas gracias por tu apoyo. Si te apetece, haz click en el botón SEGUIR para que recibas los nuevos post.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario