Un tigrito en la cama...
Un tigre en miniatura para tener en casa, una mascota, un misterioso alienígena venido de Venus… pero sobre todo Tu gato es perennemente un compañero maravilloso. El gato es más inteligente que el delfín, más fuerte que el gorila, más veloz que el guepardo, en fin, el gato es el regalo más valioso de los dioses a la humanidad.
Quien nunca ha
tenido un gato tiende a pensar que son solitarios, huraños, peligrosos y les
teme creyendo que si es negro le puede traer una maldición. Creo que los gatos son hermosos ángeles que
nos protegen de las siniestras fuerzas de la indiferencia hacia la belleza de
la Creación.
Pero el gato, el
gato, el gato es un ser maravilloso que cuida a su humano y le da su amor, su
compañía, su ronroneo y sus masajes terapéuticos.
Está siempre
pendiente de su higiene, se acicala con tanta prolijidad como una chica lo hace
para su primera cita.
La mirada del
gato es directa, honesta, algunas veces interrogadora y otras tantas de una
ternura insondable. Algunos creen que sólo maúlla para comunicarse con los
humanos y casi nunca con sus congéneres.
La nariz de los
gatos es tan única en su forma como la huella digital en las personas. No hay
dos personas iguales ni dos naricitas de gato idénticas.
Alguien me dijo
alguna vez que los gatos son sólo animales y no es verdad. Es como decir que
los seres humanos son sólo mamíferos. Cada gato tiene una personalidad muy
singular, porque has de saber que los gatos tienen personalidad, piensan,
resuelven problemas y… tengo la sospecha que también se saben la tabla de
multiplicar por nueve.
Cuando un gato
pone sobre tu cama un animalito o un insecto que ha cazado lo hace con orgullo
porque ha pensado en ti mientras lo cazaba, ha sido su aporte a la canasta
familiar. Así que no debes gritarle ni regañarle en forma alguna porque no va a
comprender tu reacción. Dale las gracias y si te apetece… cómete el ratoncito
con él, será como una cena de fin de año.
No compras un
gato, pagas para tener el honor de adoptarlo, criarlo, alimentarlo y amarlo. A
cambio, si él a su vez en su majestuosa sabiduría te adopta, tendrás un hijo
que te adorará más allá de la separación definitiva. Te avisará si hay
fantasmas, cuidará de sus hermanitos humanos con suma delicadeza, se encargará
que laves bien tu ropa negra llena de sus mágicos pelitos, te seguirá por toda
la casa para que disfrutes de su felina compañía, te esperará detrás de la
puerta cerrada del baño para asegurarse que estés bien (ellos no comprenden el
misterio insondable que es una puerta cerrada contigo del otro lado).
Gastarás decenas
de dólares en pelotitas de plástico pero jugará siempre con una servilleta de
papel arrugada. Le comprarás alfombras, casitas y camas para gatos, pero él se
sentirá feliz durmiendo entre tus piernas o calentándote la cabeza desde la
almohada.
Esta es mi
respuesta a tan elusiva pregunta ¿Cuál es la tuya?
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