Mecanismos de defensa del Yo
La Personalidad desde blogueandomisideas
“Al principio todo fue curiosidad…”
Isaac Asimov
Mecanismos de defensa del yo
Nosotros siempre curioseando, investigando, comprendiendo. Realizando cada día un esfuerzo intenso, profundo y amoroso por comprender la metafísica esencia de nuestra existencia. Conocernos más, conocernos mejor, para alcanzar el objetivo de vivir felices, funcionales, creativos, productivos, en todos los aspectos del ser.
La Personalidad.
Los mecanismos de defensa son procesos psicológicos
automáticos que resguardan a la persona ante la ansiedad y las amenazas de
origen interno o externo. Tercian las reacciones del individuo frente a sus conflictos
emocionales y a las amenazas reales o imaginarias.
Antes de entrar en el tema principal hemos primero de
conceptuar qué significan las palabras
temperamento, carácter y, por supuesto, personalidad.
Temperamento: Es el conjunto de disposiciones afectivas dominantes que presiden las relaciones
del individuo con el mundo exterior. Se fundamenta en la herencia biológica.
Carácter: Son los hábitos adquiridos a lo largo de la vida. El carácter, en contraste con el
temperamento no es innato.
Personalidad: Es la unión del temperamento y del carácter. Actualmente
tiende a utilizarse sólo este concepto porque es muy difícil distinguir cuáles características
son resultado de la herencia biológica y cuáles son adquiridos en la realidad
social. Es la organización eficiente del individuo en un sistema psico-corporal
que determina el tipo de conducta y el modo en que pensamos.
Freud, en su segunda teoría acerca de la estructura del
aparato psíquico, distingue tres instancias fundamentales:
El Ello, el Yo, el Súper Yo
El Yo: Es la instancia psíquica ejecutante e intermediaria
entre el ello y el Súper Yo. Busca concertar las exigencias normativas del Súper
Yo. Es la entidad psíquica que se encarga de la defensa y la mayor parte de su contenido es inconsciente.
El Ello: el contenido del Ello es inconsciente. Básicamente es la manifestación psíquica de
las pulsiones y deseos. Está en conflicto con el Yo y el Súper Yo.
El Súper Yo: Es la instancia moral y enjuicia las actividades
del Yo.
Otros conceptos que hemos de definir son las pulsiones y los
principios.
Las pulsiones son las motivaciones inconscientes de nuestra
conducta. Son el impulso eficiente de la personalidad. Freud afirmó que no había
una única pulsión que motiva al ser humano; sino dos iguales en importancia: Eros
y Thanatos.
Eros es la energía creativa, amorosa que nos impulsa a mantenernos
con vida. Thanatos es la fuerza destructora y autodestructiva.
Los principios son pulsiones esenciales que rigen cada una
de las instancias de la personalidad.
Son tres principios:
El Principio de Placer, que se relaciona con el Ello. El
Principio de Placer. Busca disminuir la
tensión, la energía pulsional acumulada. Freud reduce la motivación propulsora
de la conducta humana a la libido o energía sexual.
El Principio de Realidad, que corresponde al Yo. El
Principio de Realidad. Está vinculado a la instancia del Yo, aunque se genera
en el Súper Yo como fundamento del orden social.
Surge aproximadamente a los 6
años con la superación del Complejo de Edipo. No rescinde el principio de
placer, sino que nos adiestra en el saber aplazar o desplazar la exploración
del placer. El Yo consciente se gobierna por estas normas.
La Compulsión de Repetición está relacionada con el Súper Yo.
Mecanismos de Defensa.
El concepto de mecanismos de defensa
lo desarrolló Freud, en el psicoanálisis, en 1894. Introdujo el concepto de
defensa planteando que el Yo se defiende de las representaciones que le generan
ansiedad. Tales representaciones provienen desde el Ello, el Súper Yo o la
realidad exterior.
Negación.- Es el rechazo de una idea desagradable, perturbadora, que
es negada como parte de la propia realidad.
Proyección.- Es proyectar hacia los demás aquellos deseos, sentimientos o
impulsos inadmisibles para sí mismo, para evitar de esta manera la frustración
personal.
Represión: Se busca olvidar, rechazar, conservar, fuera de la consciencia
aquellas representaciones dolorosas o
inaceptables que generan ansiedad o angustia. El efecto en la consciencia
afecta, a nivel inconsciente, los actos de la persona. Aquello que busca
reprimir se manifiesta, generalmente en
forma distorsionada, en sus sueños, en actos fallidos, lapsos mentales o en sus
fantasías.
Desplazamiento
(Sublimación).- Consiste en realizar un acto de sustitución
de aquellos sentimientos o emociones perturbadoras por considerarlos
prohibidos, tabú, para evitar la angustia.
Una forma de Desplazamiento es la Sublimación: en esta un individuo que reprime su sexualidad
desplaza tal energía hacia el mundo social participando, por ejemplo, en actividades
humanitarias.
Fijación.- La persona tiende a establecerse en una época anterior de
su desarrollo social, mostrándose inmadura, con conductas inadecuadas para su
edad cronológica.
Racionalización.- Ante determinadas situaciones (por ejemplo: racismo, deseos
homosexuales, actitudes discriminatorias) la persona intenta, generalmente
infructuosamente, convencer a otros y a sí mismo por medio del planteamiento de
razones que buscan negar o justificar aquellos sentimientos o situaciones
sociales que considera inaceptables en su propia conducta.
Formación
reactiva.- La represión de un deseo puede
llevar a la persona a manifestar comportamientos contrarios a la naturaleza del
mismo. El resultado es una reacción negativa que le permite evitar el
sentimiento de angustia relacionada con lo que siente. Un individuo que reprime
sus inclinaciones homosexuales tiende a manifestar conductas agresivas al
encontrarse con uno de ellos.
Regresión.-
La persona retorna a etapas
anteriores de su desarrollo psíquico para poder reproducir aquellas conductas
que le generaron satisfacción, seguridad. En algunos casos se retoman actitudes
infantiles buscando, inconscientemente, la protección del padre, de la abuela,
para evadir la responsabilidad de tomar decisiones.
Compensación.- El individuo se centra en ejecutar mentalmente, en una ilusión
de la imaginación, todas aquellas cosas que considera que no puede realizar en
su ambiente social. Es una ensoñación paralizante que lo protege de la
angustia, de la ansiedad, de no saber o no poder hacer lo que le corresponde.
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