El Árbol de la Vida
Etz Hayim
Simbología y Kabbalah.
El Árbol de la Vida es uno de los símbolos fundamentales de la Kabbalah por la variedad coherente
de ideas implicadas en su diseño visual y conceptual. Este sublime símbolo
representa el acto divino de la Creación, el cómo La Luz desciende hasta
manifestarse en la forma y la materia.
Cualquier
cosa que pensemos con relación a la naturaleza de Di-s es un ingenuo e infecundo
esfuerzo humano por explicar Su realidad; esfuerzo igual de infructuoso como el
de definir el Dao o pretender determinar qué es lo absoluto. Es un poco como
pretender imaginar el tamaño de nuestro universo pletórico de miles de millones
de galaxias, cada una con miles de millones de soles.
Necesitamos
sentir que nos aproximamos, aunque sea un poco, a su inefable existencia; precisamos
recurrir al poderoso y espiritual instrumento de la Fe, de la confianza en el
Él, en su Presencia, en su Amor incondicional por nosotros.
El
Árbol de la Vida es nuestro intento por acercarnos a la divinidad, por Recibir
Su Luz. Recibir porque ese es el significado de la palabra hebrea Kabbalah:
recepción.
LA
LUZ COMO CAUSA PRIMERA
Definamos,
por necesidad de comunicación, que Di-s es La Luz (Ha Or), Luz Primordial,
infinita y eterna que realiza la Creación. Afirmemos que es La Inteligencia, El
Pensamiento y La Consciencia Supremas. Significamos en la Kabbalah a Di-s con
La Luz creadora del mundo, como el Deseo Divino de dar.
El
Árbol de la Vida es un símbolo que nos permite establecer y comprender el orden
de la creación del mundo. Está compuesto por diez estados de emanación de la
Luz Infinita denominados sefirot, estos son alegóricamente representados como esferas,
cada uno con ricos y definidos significados metafísicos. Estos diez aspectos
son: Kether (Corona), Jojmah (Sabiduría), Binah (Inteligencia), Jesed (Bondad. Amor),
Gevurah (Poder. Juicio), Tiferet (Belleza), Netzaj (Victoria), Hod (Esplendor),
Yesod (Fundamento) y Maljuth (Reinado). Estas diez esferas están todas unidas
por veintidós senderos o canales (tzinorot), que son veintidós letras sagradas
del alefbeit, representadas como “líneas de la fuerza lumínica de la divinidad”.
Los sefirot y las letras son conforman los Treinta y dos Senderos misteriosos
de Sabiduría.
En
el capítulo I del Sepher Yetzirah está escrito: “Yah, Señor de las huestes, Di-s
viviente, Rey del Universo, Omnipotente, Todo Benevolencia y Misericordia,
Supremo y Exaltado, que es Eterno, Sublime y Santísimo, ordenó (formó) y creó
el Universo como treinta y dos misteriosos senderos de sabiduría, por medio de
tres sefarim, a saber: S´for, Sippur y Safer que son en Él uno y el mismo. Los
treinta y dos consisten en una década salida de la nada, y en veintidós letras
fundamentales. Él dividió las veintidós consonantes en tres apartados: tres
madres, letras fundamentales o elementos primarios; siete consonantes dobles;
doce consonantes simples.”
Los
Treinta y dos Senderos son el resultado de la unión de las diez sefirot con las
veintidós letras del alefbeit.
El
proceso de la creación también se simboliza en el Árbol de la Vida como los Cuatro
Mundos de la manifestación y existencia:
Olam
Ha Atzilut: El Mundo de la Emanación formado por las sefiroth: Kether, Hokhmah
y Binah.
Olam
Ha Beriah: El Mundo de la Creación, compuesto por las sefiroth Hesed, Gueburah
y Tifereth.
Olam
Ha Yetzirah: El Mundo de la Formación, constituido por las sefiroth Netsah, Hod
y Yesod.
Olam
Ha Asiyah: Mundo de la Acción, el plano material, asentado sólo en la sefirah
Malkhuth.
Asimismo
se divide este símbolo en tres columnas o ejes denominados Kavim y que encarnan
la presencia y voluntad de HaShem en su Creación:
La
Columna del Poder o Justicia es masculina, positiva, activa y la forman las
sefirot Binah, Geburah y Hod.
La
Columna central, es la de la Voluntad o Equilibrio y está compuesta por las
sefirot Kether, Tiferet, Yesod y Maljuth.
La
Columna de la Bondad o Amor es femenina, negativa, pasiva y receptiva y está
formada por las sefirot Jojmah, Jesed y Netzah.
Las
Diez Sefirot.
El
Árbol de la Vida es la representación de la imagen de Di-s (tzelem Elohim). Una
sefirah (singular de Sefirot) es un sendero de manifestación de la progresiva energía
creadora del mundo. Desde el punto de vista humano, la comprensión de los sefirot
determina el camino de retorno al Creador por medio del servicio al mismo. Cada
sefirah simboliza un aspecto personal: lo afectivo, el pensamiento, la
voluntad, los sentimientos, la disciplina, la justicia, el amor y la acción
necesaria en todo lo que somos y hacemos tanto en lo físico como en lo
espiritual.
Las
diez sefirot emanadas por la Luz Infinita representan distintos aspectos del transcurso
de la creación; diez aspectos en la categorizadora mente humana. Uno en la
mente del Creador. Cada sefirah es generada por la anterior y receptiva con
relación a esta y positiva, activa, con relación a la siguiente hasta culminar
en Maljuth, el mundo físico. El sueño en el cual Jacob vio una escalera que
unía la tierra con el cielo y en la cual subían y bajaban ángeles simboliza la ascensión
a los planos o mundos superiores como consecuencia del esfuerzo espiritual personal.
Por
lo extenso del tema, en un próximo post estudiaremos con más detalle los
diversos aspectos simbólicos del Árbol de la Vida. Investigaremos el
significado espiritual y las correspondencias con el ser humano tanto de las
tres columnas como de los cuatro mundos.
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