Comenzando

Si te gustan los temas, ayúdanos escribiendo tu opinión en los comentarios, planteando temas que te interesaría que escribiéramos y compartiendo en tus redes sociales. Gracias, de esa manera nuestro blog seguirá creciendo y cumpliendo con nuestro objetivo de servir a las personas.

15 marzo 2018

¿Qué es la Compasión? Compasión, Budismo y Neurociencia.

¿Qué es la Compasión?

Compasión, Budismo y Neurociencia.


 
Compasión, Budismo y Neurociencia.
Avalokiteśvara

La compasión es vacío, el vacío es la compasión; no hay vacío si no hay compasión y sin la compasión no hay vacío. Pero... ¿más allá del vacío y de la compasión?  Está el amor.  
Koncha Pinos-Pey

Compasión. 

Esta palabra proveniente del latín (cum passio: sufrir juntos); passio (del griego pathos πάθος, una acepción relativa al sufrimiento interior de un individuo.)
La compasión es altruista, es percibir y comprender el sufrimiento de otra persona, percepción que deviene en la necesidad de ayudar a aliviarlo, eliminarlo, porque todos participamos del sufrimiento del otro.
Para el budista la compasión es espontánea, es la base de su vida espiritual, de su existencia social (todos los budas nacen de la compasión) y considera que su actitud en la vida es la de solidaridad con todos los seres sintientes, desea liberarlos del sufrimiento.



Lo fundamental en la visión budista es que no sólo se desea liberar del sufrimiento a quienes amamos, a nuestros familiares y amigos; se extiende también a los desconocidos y aún a aquellos que nos desazonan. Todos los seres vivos merecen nuestra compasión, lo cual incluye las plantas y los animales.
La empatía se relaciona con la compasión porque se percibe la realidad del otro como propia. El concepto budista del amor complementa el concepto que tratamos en este post porque implica el deseo que todos sean felices al liberarse del sufrimiento.
Un amigo me comentaba que esta actitud es cándida porque nadie puede sentir la compasión y el amor de esta manera… mostrando involuntariamente su propio sufrimiento.

Compasión y neurociencias.
Cada vez más la compasión está siendo objeto de estudio por la neurociencia. ¿Qué es? ¿Afecta al cerebro de alguna manera? ¿Hay relación entre compasión y salud mental?
Este concepto está, en muchas personas, sumido en la confusión perceptual. Consideran que es asunto exclusivo de religiosos, monjes budistas, débiles emocionales, gente misericordiosa.

Sin embargo nuestro objetivo es aclarar en este post tal confusión.

La práctica de dhyāna (ध्यान = meditación) implícita en el contexto del bhāvanā (cultura mental) es parte de la vida diaria del budista. Esta práctica es primordialmente mental debido a que está orientada inicialmente (permítenos hablar en forma muy occidental) al control de las reacciones ante el estrés, el dolor, la incertidumbre inherente a la vida, la percepción tóxica de soledad, la depresión, la sensación de fracaso, los miedos y otros nocivos estados de consciencia que afectan negativamente a las personas.
La disciplina y constancia en la práctica a lo largo de los años produce cambios, entre otros los conocidos como sincronía neural, en la estructura neuronal del cerebro, que actualmente está siendo estudiada por las neurociencias.
La compasión está íntimamente relacionada con la práctica de dhyāna. Esta produce en el cerebro lo que se designa como sincronía neural; las neuronas individuales de considerables áreas del cerebro producen transitorios períodos de pulsos sincrónicos (en el mismo momento). Investigaciones en laboratorio muestran que se generan ondas cerebrales de alta frecuencia relacionadas (ondas gamma: aproximadamente 40 hercios / Hz) con procesos mentales tales como, el aprendizaje, la atención, la percepción consciente y la memoria operativa.
Las ondas gamma están presentes durante la fase del sueño REM, también en las actividades cognitivas de alto nivel.
En otro experimento utilizando la generación de imágenes por resonancia magnética funcional se pudo determinar con exactitud las áreas cerebrales que se activaban cuando el dhyāna se realizaba enfocados los monjes en la compasión. Entre estas encontramos la ínsula (relacionada con las emociones) y la región temporo-occipital (asociada con la empatía).
Esta activación simultánea crea amplias redes de neuronas que producen procesos cognitivos más integrados debido a su funcionamiento coherente.
Se efectuaron experimentos con monjes budistas a quienes se les colocó redecillas con electrodos (electroencefalografía). Al hacer dhyāna, orientada a la compasión incondicional, se midió la actividad eléctrica de su cerebro. La compasión incondicional o Compasión Pura es una técnica que genera una considerable disposición de ayudar a todos los seres sintientes por medio de sentimientos altruistas, generosos y compasivos.
Por estas razones es que hemos afirmado que dhyāna (meditación) es inicialmente una actividad mental más que espiritual. El cerebro del practicante se transforma, cambia a un estado de coherencia que genera bienestar mental, desarrolla la correcta atención, la habilidad de poder concentrarse en un tema determinado sin dificultad por largos períodos de tiempo, incrementa el estado de alerta naturalmente; también desarrolla la experiencia, muy significativa, de vivir aquí/ahora, de poder existir y disfrutar el momento presente. El cultivo de la mente (bhāvanā) incrementa la neuroplasticidad, enriqueciendo al cerebro y los procesos de percepción. Desarrolla la destreza de resolver el sufrimiento gracias a la comprensión de sus causas y desarrollar modos de eliminarlo. La zona motora del cerebro se activa para que uno pueda moverse a aliviar el sufrimiento. La bondad aumenta los niveles de oxitoxina (protectora del corazón), lo cual resulta interesante porque el corazón es uno de los símbolos más extendidos para representar el amor.
La constancia es la que permite obtener los resultados deseados de salud y paz emocional, un estado libre de confusión, dudas, temor ante la aparente y  perenne impermanencia de la realidad. Los apegos, cuya raíz son los miedos inconscientes, cesan de esclavizar a la persona. Se libera de la atenazante incertidumbre ante las circunstancias de la vida cotidiana.
El Dr. en Neuropsicología Richard Davidson conoció en 1992 al Dalái Lama, el cual le dijo: “Admiro vuestro trabajo, pero considero que estáis muy centrados en el estrés, la ansiedad y la depresión; ¿no te has planteado enfocar tus estudios neuro-científicos en la amabilidad, la ternura y la compasión?”.
El Dr. Davidson descubrió que “hay una diferencia sustancial entre empatía y compasión. La empatía es la capacidad de sentir lo que sienten los demás. La compasión es un estadio superior, es tener el compromiso y las herramientas para aliviar el sufrimiento. ¿Y qué tiene que ver eso con el cerebro? Los circuitos neurológicos que llevan a la empatía o a la compasión son diferentes. ¿Y la ternura?. Forma parte del circuito de la compasión. Una de las cosas más importantes que he descubierto sobre la amabilidad y la ternura es que se pueden entrenar a cualquier edad. Los estudios nos dicen que estimulando la ternura en niños y adolescentes mejoran sus resultados académicos, su bienestar emocional y su salud.”

Comprender que la compasión es una conducta necesaria, un hacer lo mejor posible por aquellos que sufren, de manera desinteresada, altruista, solidaria, puede ayudar a transformar sus vidas y también la nuestra.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario