Tus aguas
en las mías.
Los
pétalos de tu rosa rebosan el mundo con nuestras risas.
Tus rosas
de agua flotan en el agua de mis rosas.
La piel
de tus muslos
Cuando te
vas, llevándote el húmedo aroma,
la breve
locura de tus labios,
la
intensa súplica de tus miradas,
el mundo
desaparece, se hace irreal, entonces me abandono a la fría presencia de la
muerte.
Y así
permanezco, desolado en mi inexistencia,
Esperando
que regreses con tus soles y tus aguas
y tus
besos de pétalos...
Me
resucita tu voz, la belleza de tus cabellos negros
y la
certeza que seremos inmortales sobre la hierba.
Melocotones
y abismo.
El árbol
de jade, extendiendo amorosamente su tronco
dentro de
tu vientre, florece tus fibras y mis poros.
La
gruta... siempre anhelante de un roce.
Tu
maravillosa vertical me cobija con el sagrado bálsamo de los amantes
mientras
tu nombre lubrica mi alma.
No hay
promesas. Sólo la lluvia y la arena.
Inundando
tu vientre y tus piernas.
Antonio Belisario
25 de noviembre de 1998
Si tomaras mi mano
mientras
me hablas
podría
oír más allá
de tus
palabras.
Si
pudieras vaciarte
cuando,
en mí, indagas
en ti
cabría el planeta
sin
faltar nada.
Si
pudieras ver las lágrimas
más que
en los ojos en la mirada,
llorarías
tan sólo risas y esperanza.
Si lo
supieras todo
sin del
saber ser esclava,
dominarías
la tempestad
con
desearlo al mirarla.
Si
pudieras estar frente al espejo
y no
reflejar, de tu imagen, nada
aunque
los demás vieran tus mejillas
¿Percibirían
tus sonrisas espontáneas?.
Si tomas
mi mano
como
quien arranca una semilla
hace
siglos germinada
y no
sientes mis dedos,
o mejor
aún...
si no
sientes nada,
habrás
encontrado el sendero
que lleva
hacia mi alma.
Antonio Belisario
230583.
Inquiete
búsqueda
mueve mi
vida,
la fuerza
de lo ignoto
me
aprisiona
en este
mundo de formas
y de
espejismos.
aferra la
duda
mis pies
a las sombras.
Inútil
preguntar...
no hay
respuestas,
el templo
está vacío,
tal vez
pleno de estrellas
o de nada
lleno, no hay diferencia.
Otra vez
será la Ciencia
encarnada
en mujer,
coqueta y
bella,
quien
responderá
con voz
incierta
que todo
es irrealidad
si no es
de ella
la razón
final
que nos
enseña.
Antonio Belisario
210287.
Cubre tu
mirar
el velo
más extenso,
el
impenetrable misterio
de lo
secreto...
Ignoto tu
amor,
cual
antifaz de fuego,
me va
revelando
en el
Portal de tu corazón
el templo
más bello.
Soy
profano buscador
de
tesoros eternos.
Soy
neófito que se inicia
en el
Arcano de tus besos
y que
descubre en tus labios
la armonía del silencio.
Antonio Belisario
170484.
Cuando
pronuncias mi nombre
estando
muy cerca
y me
miras y sonríes
permaneciendo
tan quieta.
Aún
cuando tan sólo me dices ¡Hola!
siento
que tu voz me cubre y besa...
Cuando
miro tu faz
casi me cega
el cálido
resplandor de tus pupilas.
Comprendo entonces
que son
infinitos los caminos
del Amor
y de la Vida.
Antonio Belisario
200683.
Conozco
un poeta que ha descubierto
a través
de sus versos el secreto
cálido,
tierno, inocente y siniestro
del nombre de una mujer sonoro a viento.
Rompía
una noche la Luna
el
cascarón de nubes y de su nacimiento.
Quedó una
leyenda para mis nietos.
Era una
noche sin estrellas ni firmamento,
no
existía cosa alguna bajo los cielos;
Tan sólo
estaba el bardo, un vacío tintero,
una hoja
hecha de sueños y recuerdos.
(Las musas eran lujo
en aquellos tiempos)
y la
métrica no era endecasílaba
sino en
dodecaedro...
Sin
embargo, a pesar de los buenos,
de los
amables, de los perfectos,
nuestro
amigo, el poeta, nos escribió
un
cuento, su versión del Génesis,
una
especie de Talmud para canarios
y pudo
saber que era un hombre
aún
estando despierto...
Antonio Belisario
230887.
Esos dos
enigmas
que me
interrogan paralelos
cuando me
miras...
Negros
soles que iluminan
las
sagradas perfidias de los dioses
y
penetran sus llamas en mi alma...
Son tus
ojos... tu mirada
y también
tu voz sin palabras.
Esos dos
enigmas,
extravagantes
locuras me arrebatan
en
nocturnales anhelos desbordados.
Podré
descifrar (quizá leerlos)
el
lenguaje de tus labios acariciando
(cazaré
tus besos)
y aunque
tan sólo un cometa
cruce
solitario tu firmamento,
podré
amar tus latidos más intensos,
y
deseándote toda, plena,
no saber
que estoy enamorado.
Esos dos
enigmas
me los
descifraran tus gemidos.
Antonio Belisario
080182.
Lo
presiento, casi diría
que lo sé.
Estás
próxima a llegar
para
embrujar mis labios...
Aparecerás
llegando de ninguna parte,
soñaré
que me llamas
y te
reconoceré
por el
brillo inolvidable
de tus
ojos buenos.
Llegarás
en el momento
de
madurar el fruto
para
brindarme pulposas apetencias.
Aparecerás
en el cielo
(desconocido
Planeta)
y sólo yo
sabré quién eres.
Antes te
busqué ansioso,
angustiado
quizá, frustrado
astrónomo
explorador de nocturnos cielos
custodiados
por perros
de
alabastro y fuego.
Demente
burlón burlado.
Demente
burlón burlado.
Ahora,
aguardo, casi viejo
dejándote
venir
como las
flores la madrugada. Te buscaba.
No sabía
a quién buscar.
¡Yo, que
no soy madrugada ni astrónomo!.
Si has
llegado
permaneces entonces
silenciosa
entre mis fibras,
pero,
igual me hablarán tus ojos...
Es
curioso, extraño para mí.
¿Sábes?,
casi diría que lo sé.
Antonio Belisario
121176.
Porque
soy poeta
siembro
la tierra
con
semillas de versos
recogidas
de tus cabellos..
Un
bohemio ya viejo,
de esos
que Europa nunca quiso,
me enseñó
que las estrellas
las
llevan los locos en sus zapatos
y sin
embargo
hoy
encontré la más bella...
en tu
rostro.
Porque
soy hombre
entregaré
mis restos a la tierra
cuando me
canse de cambiar
las
zapatillas de la princesa
que me
arrancó del corazón
mi
callada tristeza.
Antonio Belisario
301280.
Filosofar
es saber
amar las
cosas
y
aprender de éstas
no el qué
son
ni de qué
están hechas,
sino
aprender a ser uno
con todas
ellas.
Filosofar
es poder
encontrar
las huellas
que dejan
en el cielo
las
estrellas
y es
conocer de la materia
todas sus
formas
y la
unidad que encierran.
Todo
hombre de ciencia,
todo
bello poeta,
todo
amante que siente
vibrar a
Dios en sus arterias
es un
filósofo que tiene hecha
de luz y
fe la vida entera.
Antonio Belisario
231181.
Humedece
mi piel
la tenue
llovizna de tus besos.
El cielo
que es tu mirada
presagia
tempestades de amor
sobre la
pradera de nuestros cuerpos.
Sin
embargo brilla el sol
calentando
las suaves colinas
que
ascienden de tu pecho.
Quiero
cobijar tu piel
con mis
besos,
penetrar,
de tu vientre, los secretos
y
derramarte dentro, muy adentro
el vital
néctar del amor y el fuego.
Calentará
tu piel
la flama
del movimiento.
Antonio Belisario
120883.
Herido va
el cordero
por las
calles del pueblo,
su cuerpo
está enrojecido
con la
sangre de los cielos.
Esta
noche una estrella
nacerá en
el firmamento...
Callado
va el pastor,
triste su
pensamiento,
marchita
encontró su flor,
ha muerto
su cordero.
Esta
llanura, éstas montañas,
estos
mares de cementerios
lavaron
sus pies y sus cabellos
con la
sangre de los cielos.
"¡Ay,
mi Señor!,
saca
éstas púas de mi pecho
para que
renazca la rosa
que
alivia mi resentimiento".
Así oró
el pastor
y a Dios
encontró, moribundo,
yaciendo
en su templo.
Cruzó las
manos sobre el corazón
y supo
que vivía su Cordero.
Antonio Belisario
241277.
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